22.6.05

somos tristes

leo: Thomas Bernhard, Tala. (aún)
veo: Mujeres desesperadas.
oigo: François Breut, Over All.

, preferimos sentarnos al borde del césped de las isletas, esta noche que han cortado el tráfico, encender un cigarro (pásamelo. toma), no hablar, extender las piernas perezosamente, a intervalos, movernos sin ganas, calcular la distancia necesaria para observar la felicidad de los demás, impedir que nadie la traspase, escuchar frases perdidas de los que pasan y perseguirlos con los ojos ahora que la distancia nos protege, mirar. Mirar como si fuese la única forma de estar.

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Efectivamente, nos acercamos a ver a Carlinhos Brown. Siempre me/nos puede la curiosidad. En Príncipe de Vergara entró una avalancha de monjitas y familias como dios manda con las pancartas pulcramente recogidas. Al fin y al cabo les servirán mientras haya en el mundo primavera, por lo menos.
Algunos padres de esas familias eran guapos. Tan guapos y tan padres de familia como me cuenta g que son la mayoría de sus amantes. Menos mal que g es muy hombre y no se molesta en tomarlos en serio cuando le prometen que si él les quiere en exclusiva lo dejarán todo. Lo arregla con un práctico cuando te decidas y lo dejes todo me llamas y ya veré si entonces me decido yo.

Esto no llegué a verlo después en ningún medio. En frente de Carlinhos alguien alzó un cartel con mayúsculas de brocha negra: La solidaridad es cada vez más lucrativa, ¿verdad?